jueves, 27 de junio de 2013

Veleta

Siempre estoy girando
como una veleta anclada en el aire
dando vueltas de campana
llena de violencia y adrenalina,
miro y a veces confundo,
hablo y parece que gruño,
toco y llego a quemarme.

Tú sigues el paso de los hombres buenos,
clavas los pies en la tierra y eres gigante
y caminas con la cabeza sobre las nubes;
miras y ves, hablas y dices, tocas y sientes,
tienes lo que la gente no sabe que existe
y el mundo triste te infravalora
por ser demasiado humano.

En cambio para mí es complicado
hacer que todo aflore
en el vivir diario, en la costumbre,
en lo supuesto;
es complicado vivir si el mundo
me empuja siempre a esconderme.

Y tú no te escondes
y al verte recuerdo
que yo también sigo el paso
de los hombres buenos
que somos huesos,
y tripas,
y sangre.

Y ese es el mejor regalo
que has podido darme.

Por eso, ahora que te sientes virar
como una veleta anclada en el aire
quiero decirte que no te preocupes – nunca
que puedes cambiar el norte cuando quieras
que el sur puede ser desierto y caribe
que no importa si el sol sale por el oeste
porque sabes que la vida
no son verdades a medias
la vida es destilado de rocío
es espíritu, y avance, y meta
es puro conocimiento al alcance
de quien lo quiera apreciar
y nosotros lo hacemos
y por eso nos quiero;
por no estar dispuestos a negar
la maravilla de la existencia.



A mi hermano Toňito.

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