Siempre
estoy girando
como
una veleta anclada en el aire
dando
vueltas de campana
llena
de violencia y adrenalina,
miro
y a veces confundo,
hablo
y parece que gruño,
toco
y llego a quemarme.
Tú
sigues el paso de los hombres buenos,
clavas
los pies en la tierra y eres gigante
y
caminas con la cabeza sobre las nubes;
miras
y ves, hablas y dices, tocas y sientes,
tienes
lo que la gente no sabe que existe
y
el mundo triste te infravalora
por
ser demasiado humano.
En
cambio para mí es complicado
hacer
que todo aflore
en
el vivir diario, en la costumbre,
en
lo supuesto;
es
complicado vivir si el mundo
me
empuja siempre a esconderme.
Y
tú no te escondes
y
al verte recuerdo
que
yo también sigo el paso
de
los hombres buenos
que
somos huesos,
y
tripas,
y
sangre.
Y
ese es el mejor regalo
que
has podido darme.
Por
eso, ahora que te sientes virar
como
una veleta anclada en el aire
quiero
decirte que no te preocupes – nunca
que
puedes cambiar el norte cuando quieras
que
el sur puede ser desierto y caribe
que
no importa si el sol sale por el oeste
porque
sabes que la vida
no
son verdades a medias
la
vida es destilado de rocío
es
espíritu, y avance, y meta
es
puro conocimiento al alcance
de
quien lo quiera apreciar
y
nosotros lo hacemos
y
por eso nos quiero;
por
no estar dispuestos a negar
la
maravilla de la existencia.
A mi hermano Toňito.