martes, 28 de octubre de 2014

Paréntesis

Hay días que soy un bloque
de hormigón
deseando que alguien lo rompa.

Hay días que miro dura
y hablo dura
y bebo sin querer.

Hay días que soy azul
y no me acerco a nadie
por si el contagio.

Hay días que miro ciega
y hablo muda
y bebo sin tragar.

Sabes?

Hay días que no soy yo.

Podría romperme si alguien me toca
pero después sería volver a construirme
y el miedo a no reconocerme.

La paranoia colectiva
de la no-tristeza.

Hay días que el miedo
el miedo
el miedo
me paraliza.

Siempre decía
- no quieras verme

No quieras verme
en la caída libre
desde la luna.

En el recuento
de objetos perdidos
de los domingos.

En el desierto
seca de amor y contacto.

No quieras verme
y no dejaba que me vieras.

Siempre me cierro a presión
y luego estallo
y pienso que debería
cambiar de táctica.

Pero me engancho a esta energía
de rabia y latigazo
que hace que me mueva
o que me lo parezca.

Me digo ''noestáshaciendo''
mientras no hago.

Soy un peligro para mí suerte,
demasiado amor
y demasiados muros
para esconderlo.

Lo que me importa
es volver a casa
sin muchos daños
colaterales.

Lo que me importa
es abrirme
sin sentir
que voy a terminar
jodida.

Luego está el resto
y es otra historia.

Hay días que se
que todo son excusas.

Y quizá no pueda cambiar eso.

Supongo que sigo aprendiendo
que se trata de quererse
con todo riesgo de imperfección.

De alimentar el amor propio (y ajeno)
con algo más que sobras
y galones.

martes, 22 de abril de 2014

Poesías sobre el abismo V - Lo que me toca



Sobrevolaba el abismo.

El vértigo venía de a ratos
cuando miraba el suelo,
pero pensaba que no tenía porqué.

Conozco el polvo y también la grieta
- decía -
estuve andando sobre la cima
de aquel volcán,
sobre la tierra seca y gris
y poco a poco
fui recordando
como llegué
y así también
como podía irme.

Eso creí.

Creerse a salvo
engancha igual
que la tristeza
o incluso más.

Creerse a salvo
de todo lunes
y todo martes.

Pero volar también me cansa.
Y caminar también me cansa.
Y andarme quieta
también me cansa.

Y busco fuerza en cada roca.

Quiero arreglarlo todo.
A mí, a ti, al resto.
El mundo entero
pegado con superglue.

Quiero arreglarlo y no estar a salvo.
Tan solo estar.

Quiero que el suelo no sea caliente.
Y que la nube no sea tan fría.

Y al darme cuenta
de lo imposible
quiero dejar de querer.

Y así no funciona el mundo, kid.
Así no consigo nada.

martes, 15 de abril de 2014

6:57 - Caída Libre

Convertir todo mi caos
en un poema
podría salvarme.

Y la música es poesía.
Y tus ojos son poesía
aunque no quiera mirarte.

Y mis gatos y la luna
y la droga y las flores
y la grieta y el grito.

La gente bailando
como si el mundo
fuera una fiesta.

La gente corriendo
como si el mundo
fuera una guerra

El yang
y el ying-tonic.

Todo es tan simple
que ya no entiendo
complicarme.

Y el tiempo se rompe
con cada salida de incendios.

El tiempo se rompe
con cada papel que tú ves
después que mi mano
lo manche de tripas y 
hueso.

El tiempo se rompe y joder,
doy gracias.

Cualquiera podría decirte
''fui yo''
quien hizo que el mundo estallara.

Cualquiera podría sentirse culpable.

Y nadie tiene la culpa.

Aquí y ahora
es vino y tequila.

Después no lo se.




viernes, 4 de abril de 2014

Poesías sobre el abismo IV - Anestesia general

Hace tiempo que me olvido de abrir letras
me acomodo en lo inocuo
me distraigo con sirenas
subo la música y bailo
no quiero parar de bailar
y volver a mirar el techo
que tapa el cielo.

Hace tiempo que me canso
de poesías de mentira.

El problema no son
los amaneceres
interminables.

El problema
es la hora,
el minuto,
el segundo.

Pero es todo un ciclo.

En el resto
me mantengo a raya(s)
me disparo en el pecho
de cuando en cuando
para ver si me sangra
y lo hace
y se inunda mi cuarto
y la gente lo pisa
y lo mancha todo
porque no pueden ver
si les tapo los ojos.

A veces todo es un juego.

Si no el dinero
y las facturas
el amor
y la resaca
el vacío
y lo que llena
estarían jodiendo
todo el tiempo.

Yo no sé rendir un sueño
y por eso ya no duermo
ni contigo ni con nadie.

Hace tiempo que alimento
este miedo a que las cosas
vayan mal.

Y me estoy equivocando.

Yo no se como quedarme.
Cerrar y fundir la llave.
Tratar de ser como el resto.
Sin nada que ganar.

Yo no se como vivir en coma.
Yo no se como esconderme
la poesía. 

lunes, 17 de marzo de 2014

Poesías sobre el abismo III - Ácido

Hay un millón de palabras
bebiendo el ácido de mi tripa
y desterradas por vergüenza.

A veces me revuelven - son pura náusea -
y el estómago me inunda los pulmones
y no respiro
por si es demasiado alto
o demasiado suave
o demasiado evidente
que pierdo el control.

No llego a perderlo
(casi) nunca.
Al menos nadie lo ve.
Pero está esa tensión continua
de intentar no romperme.

Todo me pesa como el cemento
como ladrillos en la garganta
puestos ahí desde el año 0.
Las decisiones y consecuencias
y los fantasmas que lo rodean.
Lo que me callo
desde que supe hablar.

Esa fue siempre la primera regla:
nunca se habla de lo de dentro.

Nunca se habla del miedo
y el maquillaje.
Nunca se habla de que lloramos
sin que nos vean,
de que amenazan las deudas
de cada sueño que no cumplimos.

Hay cosas que es mejor no compartir,
como el pánico.

Me lo enseñaron desde pequeña:
mantente fría cuando avecine tormenta.
Intenta esconderlo todo
bajo algún búnker.
Ignora y vuelve a ignorar
era la fórmula del olvido
pero la llama seguía creciendo;
cada pregunta sin responder,
cada recuerdo de mi padre,
cada cachito de confianza
que iba perdiendo
por el camino.

Me lo enseñaron desde pequeña:
todos huimos de lo que duele.
Todos tratamos de vivir
sin despertar a la bestia.
Improvisamos y
a veces hay errores
que ensucian la canción entera.

Pero seguimos cantando
cualquier cosa que suene
alegre o triste
porque sentimos algo
que diferencia del resto.

Tengo demonios que me revuelven el paraíso.
Lo dejan lleno de trampas
y descolocan lo que construyo
y a veces me hacen olvidar
quién soy.

Y a veces es mejor.
Y a veces es peor.

Lo bueno es que ya no me importa.

Lo bueno es
que sigo creyendo
que estoy en lo cierto
si pienso que todo
puede darme igual.

viernes, 14 de marzo de 2014

Poesías sobre el abismo II - Vértigo

La superficie es como un vicio
no se cuándo volví fría
como el orden;
cuándo dejé de sentir el
corazón fuera del pecho.

Tuvo que ser sin darme cuenta
un día te callas y de pronto
te acostumbras al silencio
a no dar los buenos días por
la ventana
a mirar el cielo con cuidado
de que otros no presientan
la emoción.

''Hay una guerra mundial de miradas''
y a mí siempre se me dio fatal
cualquier conflicto.

Ahora lo guardo todo dentro
en cajas desarmadas por la prisa
debajo de alfombras que antes volaban
sobre un millón de hormigueros
sobre un paraíso inocente
y lleno de cambios
siempre a mejor.

La madurez te llega y ya jamás
serás el mismo.
La madurez te llega y te trastoca.
La madurez te llega y notas el peso
la rama cayendo
el tiempo pasando
tic tac
y al suelo.

Me cuesta desprenderme del simulacro.
Meidei, eseoese, la tierra se hunde
mi cuerpo enferma y me jode
mirar atrás
y ver la ilusión
invicta.

Mi mundo creciendo sin corte.
El fruto de la semilla que fui
quiso alimentar los campos de
exterminio donde moría de hambre
la idea de algo distinto
algo que fuera más grande
que todos los nopuedo.

Cualquier cacho de papel era un oasis
en mitad de una nube
hecha del humo de los puros
que otros fuman
moviendo piezas de ajedrez
que llevan nuestra cara.

Y ahora lo guardo todo dentro.
Guardo el humo y los papeles.
Guardo toda la impotencia.
Guardo el fruto porque ya no tengo
nada igual
y no quiero que lo ensucien
de realismo.

Ahora piden que me pare
todo el tiempo.
Y el problema es que no se
como parar
cuando estoy corriendo libre
sobre la cima.

Es como cuando aprendí a montar
en bicicleta.
Si no me paro no me caigo.

Hago equilibrio en mi vértigo.
Bailo con ginebra sobre la punta
del iceberg
y olvido lo que hay debajo.

La vida me hizo daño como a todos
y yo me defendí
a base de fachada.
Salí corriendo por el desastre,
desnuda y con frío
y estaba todo inundado;
el alma, la casa y la intención.

La vida me hizo daño como a todos
Y yo me defendí
a base de matar
al otro yo.

Pero no pude / pero no quise
Y ahora lo guardo todo dentro;
una especie de horror vacui
me mantiene almacenando.

Cuando asomo y me recuerdo
veo que el fondo de mi pozo
tiene peces
de colores
infinitos

esperando que les de un poco de luz.

lunes, 10 de marzo de 2014

Poesías sobre el abismo I - Cemento

Quiero soltar
este gigante
hasta la polla

En medio de toda la mierda
toda la mierda
toda en mi casa
y la mitad ni es mía

Primero está mi guerra
la cara de los demonios del millón de dudas
monstruos de mil cabezas que solo puedo ver yo
queriendo que les tire otro hueso
otro pedazo de mi carne
prometiendo desastres que se acercan pero no llegan
solo tocan en la puerta
y por eso ya no abro casi nunca

Llevo un año escribiendo
mil poesías sobre el abismo
que no valen para nada
volumen I

La rutina mata el espíritu y a mí con él
es como si todo estuviera pidiendo a gritos
un poco de pasión
como si todo estuviera muerto
como si al resto le diera igual

Primero está mi guerra
las vueltas que le doy a la cabeza
el olor de agua estancada
los hilos rotos de la cometa
la falta de pan y el barril de vino
las poesías a la mitad
o ni eso.

Tengo algo dentro que no me deja avanzar.
Tengo una especie de fuego
que se irradia desde el centro
y me quema la garganta
y las tripas.

No se como explicarlo.
No se si quiero hablar de ello,
eso es como admitirlo
como mirarlo a la cara
y decirle si cabrón
me tienes cogida
por los ovarios.

Pero quiero amenazarlo
y si le doy la espalda no puedo.

Nadie sabe lo cobarde
que puedo llegar a ser.