jueves, 19 de febrero de 2015

Martes 9AM // Campo de sal

Todo se queda en la piel.
Las toxinas y también tu risa.
Y el silencio. 9AM y yo insomne.
Había razón para frenar pero
a veces tengo instinto kamikaze.

No le doy tiempo a la tristeza.
Dejo escapar la rutina y se hace libre.
Quiero sentirlo todo al mismo tiempo.
El impulso. Luego el puto retroceso. En bucle.
Una descarga de adrenalina que me devuelva.
Quizá un beso y dolor y sentirme
de nuevo animal sin toda esta ropa.

Estoy en guerra con el horario y las
lavadoras y el suelo
sin barrer.

Estoy en guerra con mi memoria
y el banco del parque me reconcilia.
Una cerveza. Dos. Diez.

Quiero una tregua.

Tengo el puto corazón abierto en dos.

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Antes creía en huir.
Siempre huir, donde fuera.
Cualquier sitio mejor que yo.

Siempre fuera y evitando
el mundo dentro.

Primero poesía y luego comer.
Primero poesía con el estómago
vacío y lleno de ahora.

Ahora urgente. Ahora o nunca.
Ahora.
Antes de que me pierda
y olvide quien soy
cuando el abismo.

Sigo creyendo en la maravilla.
(infinita, ligera, que suene a sol)

Esa suerte de optimismo
que me salva día tras día.

Sigo creyendo en la magia.
(infinita, ligera, que suene a ella)

Pero miré al abismo
lo miré y él me miró
y fui queja continua y ganas
de volver bajo la almohada
y deshidratación y olvido y
me da igual
autocompadecerme.

Fui primer mundo y apatía
y niñabien y todo eso que
no me gusta ser pero es parte de
quien soy
y es una mierda
cultivar el amor propio
en un campo de sal.

Fui lunes.
Pero lunes sin amor.

El puto amor.
El buen amor.

El grande y el
tirano y el
que no entiende
ni necesita.

El grande y el
perfecto y el
que no sabe
de abandonar.

El que me falla.
El que me hace volar.

El puto buen amor y
mi puta bella empatía.

Yo puedo ver ternura en una roca
y puedo pretender que un policía
no vale lo que vale su pistola.

Pero qué pasa cuando abro los ojos
y entonces
yo puedo ver dolor en todas partes
y puedo ver la vida sin valor
a manos de quien cree
que no es igual su carne que la tuya.

Qué pasa cuando lloro
por causas que merecen
que deje de llorar y actúe.

Qué pasa cuando no puedo actuar.
                                 quiero

Im.potencia. Desgana.

Toda mi energía reducida a un no.

Achicarme. Quizá hundirme.
Callarme sobretodaslascosas
que podrían hacer que mi garganta colapse y entonces
miedo
a lo que pasa
cuando hablo.

Miedo al compromiso y al abandono.
Miedo al espacio atemporal
de todos mis agujeros negros
por donde voy y vengo
voy y vengo
voy y vengo
de lo posible a lo que no puedo saber.

Miedo es la puta herida
y la gran guerra.

La mía y la del mundo.

Por diferencia o quizá reflejo
todos tenemos una promesa que desechamos
porque intentamos desconfiar.

No vaya a ser qué.

Y ahí empezamos
a no entendernos
y entonces chau.

''He visto ángeles de la guarda afilando sus cuchillos
riéndose a nuestras espaldas.''

Menos mal que también vi flores
que no sabían de cuchillos.

Menos mal que poco a poco aprendo a volar.




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